Conocer y estudiar las condiciones políticas, económicas y sociales del país a donde queremos llegar, o con quien queremos tener una relación comercial, ya sea para hacer una importación, una exportación, realizar una inversión en ese país, entre otras.

No es lo mismo hacer negocios con un país que goce de estabilidad política, económica y social, a hacerlos con un país lleno de problemas socio-políticos y económicos, donde por ejemplo la inflación aumente de forma desproporcionada mes a mes, lo cual dificultaría mantener una política de precios a mediano o incluso a corto plazo.

Hacer un análisis los más exhaustivo posible de la competencia, para conocer sus precios, canales de distribución, características de sus productos, entre otros, y poder articular una buena estrategia para ingresar con nuestro producto con mayor fuerza en ese nuevo mercado si es el caso de exportar.

Conocer las restricciones arancelarias de los productos que se vayan a exportar o importar si es el caso.

Se deben tener en cuenta también aspectos culturales, religiosos y de idioma, a mayor proximidad y afinidad cultural y de idioma, más fácil será negociar. También, durante el estudio de mercado se debe tener en cuenta en el caso de productos que por cuestiones de religión o culturales no se consuman en el país al que se quieren exportar, o que también por alguno de estos dos puntos un producto no se pueda importar desde allá.

Analizar las facilidades de transporte y de comunicaciones del país con el que se busca hacer negocios; qué tan fácil es viajar hacia y desde ese país, qué tan fácil es desplazarse dentro del país, teniendo en cuenta que no es igual hacer negocios con un país que cuenta con 10 vuelos directos semanales desde Colombia, que hacer negocios con un país al que se debe llegar luego de realizar dos y hasta tres conexiones aéreas.

Hábitos de compra de los consumidores del país objetivo en caso de exportaciones.